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jueves, 22 de febrero de 2024

La tinta de las moras

Georgina Hernández Samaniego
Ilustraciones de Tania Janco
Ediciones Castillo
Ficción | Autoconclusivo


Sinopsis

Son los años sesenta en Chihuahua, Cristina vive con sus papás, que no se llevan muy bien, y va a una escuela de monjas. La familia de Cristina se siente muy cerca de la cultura estadounidense. Pero pasan los años y, durante el movimiento del 68, Cristina se da cuenta que ha vivido en un mundo lleno de contradicciones.

Una emotiva historia sobre el paso de la niñez a la adolescencia, la pérdida y las costumbres en una época marcada por los cambios.

* Tomada del libro.


Opinión

Este es uno de esos libros que permanecieron por mucho tiempo en mi librero, en un inicio me llamó la atención porque vi que se desarrollaba en la capital del estado en donde vivo (en ese entonces todavía no me iba a vivir allá) y me pareció algo curioso, pues hasta la fecha casi todas las historias que veo ambientadas dentro del estado son referentes a la época de la revolución, no algo moderno.

Los árboles de moras estaban cargados y sus frutos caían al piso ensuciando las banquetas. Yo me entretenía aplastándolas con mi bici. Las moras eran la característica inequívoca de la ciudad en ese tiempo.

Dentro de la trama seguimos a Cristina, sus diferentes etapas y las lecciones que adquiere conforme pasan los años. También vemos la dinámica de su familia, su relación con ellos, al igual que con su entorno, uno donde la religión, el país vecino y el origen de las personas jugaba un papel muy importante.

Creo que retrata muy bien ese lado de la ciudad, al leer sentí como si varias personas mayores que he conocido me hablaban para contarme esa vida que les correspondió. Me hizo extrañar una ciudad en la que no me tocó vivir y recordar cosas que hace mucho permití que se perdieran.

Gracias a esta historia me acordé de cuando veía las moras (pues no me gustaba aplastarlas), aunque en mi caso fueron de las pocas que quedaron, por lo que sé las quitaron ya que manchaban mucho el pavimento. Ahora en la ciudad donde vivo ya no hay moras, todas murieron con la helada del 2011.

En algunas cosas pienso que es una historia donde te hace conectar aunque no conozcas los lugares o las personas, hay algo familiar entre sus páginas. Al ser una historia sencilla es buena para personas jóvenes, aunque también para alguien que quiera leer algo en un día.

Calificación

3/5

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